RONDAS DE NAVIDAD PARA CALENTAR LA FRÍA MADRUGADA
Suena la Navidad un año más, en la fría madrugada de diciembre, llevando el calor de la tradición por las calles de la villa de Agaete.
Amanece este domingo 16 de diciembre, con los Luceros de La Madrugada, hacedores de la magia navideña, recorriendo el pueblo blanco dormido, acunado por una tradición coral que pasa de generación en generación.
Esta madrugada adornada por las luces de la fiesta, tiene más que nunca,sabor navideño, pues trae el inicio de las rondas que se prolongarán hasta la próxima Noche Buena.
Sobre las cinco de la madrugada, de las sombras de noche, saldrá un grupo de hombres, mujeres y niños, que con paso lento y mirada reluciente, con el corazón henchido de tradición para combatir el duro frío que avisa el invierno cercano, andarán las calles empedradas de Agaete, tocando sutilmente en las puertas, con el suave sonar de los villancicos.
Sonarán acordeones, guitarras, timples y panderos y el ruido alegre de los pajaritos de agua, para acompañar a las dulces voces que entonan un repertorio de villancicos, como si Agaete fuera un musical despertador que avisa de la llegada del día.
La ronda navideña se escuchará en la villa abajo y en la villa arriba, en San Sebastián y en los Países Bajos, y mientras el grupo de cantores sigue con su labor navideña, las campanas de la iglesia de La Concepción despertarán también para que los vecinos no olviden que comienzan las misas de La Luz.
En las casas, la felicidad del sueño devolverá a más de uno a lo tiempos de la infancia, en la que costaba cerrar los ojos pues había que estar presto para que cuando los cantores pasarán, acompañarlos en el trayecto final.
Agaete despertará durante ocho días en plena madrugada, recibiendo al día con una ronda navideña en la que el ayer da paso al mañana.
Amanece este domingo 16 de diciembre, con los Luceros de La Madrugada, hacedores de la magia navideña, recorriendo el pueblo blanco dormido, acunado por una tradición coral que pasa de generación en generación.
Esta madrugada adornada por las luces de la fiesta, tiene más que nunca,sabor navideño, pues trae el inicio de las rondas que se prolongarán hasta la próxima Noche Buena.
Sobre las cinco de la madrugada, de las sombras de noche, saldrá un grupo de hombres, mujeres y niños, que con paso lento y mirada reluciente, con el corazón henchido de tradición para combatir el duro frío que avisa el invierno cercano, andarán las calles empedradas de Agaete, tocando sutilmente en las puertas, con el suave sonar de los villancicos.
Sonarán acordeones, guitarras, timples y panderos y el ruido alegre de los pajaritos de agua, para acompañar a las dulces voces que entonan un repertorio de villancicos, como si Agaete fuera un musical despertador que avisa de la llegada del día.
La ronda navideña se escuchará en la villa abajo y en la villa arriba, en San Sebastián y en los Países Bajos, y mientras el grupo de cantores sigue con su labor navideña, las campanas de la iglesia de La Concepción despertarán también para que los vecinos no olviden que comienzan las misas de La Luz.
En las casas, la felicidad del sueño devolverá a más de uno a lo tiempos de la infancia, en la que costaba cerrar los ojos pues había que estar presto para que cuando los cantores pasarán, acompañarlos en el trayecto final.
Agaete despertará durante ocho días en plena madrugada, recibiendo al día con una ronda navideña en la que el ayer da paso al mañana.
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